Todos los alumnos que pasaron por la Universidad Laboral soñaban con ser "ALGUIEN".
Tenían claro que, desde su hogar, nadie les podía echar una mano para su promoción humana y cristiana. Por eso, venían con gran novedad, soñando con metas y atractivos objetivos a conseguir. Al ser conscientes de estas metas, fueron muy buenos estudiantes. Conjugando el verbo estudiar, en un participio activo: hincar los codos un día y otro.
Tenían claro que, desde su hogar, nadie les podía echar una mano para su promoción humana y cristiana. Por eso, venían con gran novedad, soñando con metas y atractivos objetivos a conseguir. Al ser conscientes de estas metas, fueron muy buenos estudiantes. Conjugando el verbo estudiar, en un participio activo: hincar los codos un día y otro.
Daba gusto ver, cómo desde el primer día, nuestros alumnos se quedaban estudiando hasta la 1 de la noche, sabiendo que a las 7 de la mañana, tenían que levantarse para vivenciar un nuevo día, que se les presentaba con sol y con gratificante actividad. Nuestros alumnos eran realmente "discípulos", jóvenes, que fácilmente seguían y ponían en práctica, todas las adventencias y sugerencias que les hacían los distintos profesores y educadores. Eran superlativamente "dóciles" para aprender y para comportarse.
En los estudios de los distintos colegios, estudiaban en puro silencio, y daba gusto hacer la inspección en los estudios. Eran concientes de la oportunidad, que se les había concedido, y no querían perderla.
Yo llegué el curso 1966-1967. Entonces, sólo había estos planes de estudio: Oficialía, Maestría y Peritos Técnicos. En este curso, algunos alumnos me preguntaban: Richard, ¿por qué yo no puedo ser abogado, médico, ingeniero, arquitecto, maestro, licenciado en clásicas, en psicología, en pedagogía y en otras ramas del saber para ser profesor en Instituos y en Universidades Civiles?
Esto preocupó mucho, y, creo que el Rector de entonces, P. Cándido Ániz, se la trasladó a los dirigentes de Universidades de Madrid, y el curso 1967-68, ya tuvimos alumnos de los cursos 5º, 6º y Preu de letras. Yo di Griego a los de Preu. Eran 17 alumnos.
Llegué el primer día a clase y, después del saludo, dije a un alumno apelidado García Barcia: Lee un poquito. El me miró y con lagrimas en los ojos me dijo: "Padre, no sé leer". Me conmovieron sus lágrimas y le dije que no se preocupara. Al terminar la clase hablé con este alumno y me contó que había estudiado en Alcalá, 5º y 6º de Ciencias y que en ese 1967-68 SÓLO le habían dado beca para cursar el Preu de Letras, en la Universidad Laboral de Córdoba. Yo lo miré profundamente a los ojos y con gran cariño, le dije: "¿Tú quieres aprobar griego? Y con gran disponibilidad me dijo: "Yo quiero aprobar griego, para eso he venido".
Quiero advertir que los Bachilleres de 5º, 6º y Preu de ese curso, el examen final dependía del Instituto Séneca. de Córdoba. Es decir, que estos alumnos de letras, eran alumnos libres del citado Instituto, aunque tuvieran notas en la Universidad. Nuestro querido y admirado alumno, García Barcia, aprobó muy bien el curso de Preu en Griego, y, también sacó muy bien la Selectividad. Sé que mis alumnos de Preu, tenían que emplear tres horas en la preparación de la clase de Griego. Pero aprendieron mucho, y tuvieron una base fuerte helénica.
Con esto, quiero demostrar que, los alumnos que tuve en la querida Universidad Laboral de Córdoba, eran muy buenos estudiantes. Sabían que, con esfuerzo, se podía conseguir todo lo que se propusieran. Eran tan maravillosos estudiantes que, al final de curso, mis notas, en las distintas aulas, eran 10, 8 y 6. Apredieron que ellos son los que se merecían esas notas. Por eso, se habló de "he sacado tal nota". Sabían que el Profesor sólo ponía la nota que, ellos, con su esfuerzo y gran voluntad, se habían merecido.
Todos los alumnos que tuve en 2º de BUP, conocían que, si tenían suspendido el Latín, yo en la Evaluación de septiembre - si habián cogido hacer 3º Ciencias - automáticamente les ponía un 5. Por eso, yo nunca corregía los exámenes de septiembre.
Diré finalmente, que amo mucho a todos los alumnos que tuve, y que celebro que hayan llegado a ser "ALGUIEN", muy estimados por su buen hacer, sus grandes conocimientos y por si digna vida laboral. Felecidades a todos.
Richard, pobre Profesor.
En los estudios de los distintos colegios, estudiaban en puro silencio, y daba gusto hacer la inspección en los estudios. Eran concientes de la oportunidad, que se les había concedido, y no querían perderla.
Yo llegué el curso 1966-1967. Entonces, sólo había estos planes de estudio: Oficialía, Maestría y Peritos Técnicos. En este curso, algunos alumnos me preguntaban: Richard, ¿por qué yo no puedo ser abogado, médico, ingeniero, arquitecto, maestro, licenciado en clásicas, en psicología, en pedagogía y en otras ramas del saber para ser profesor en Instituos y en Universidades Civiles?
Esto preocupó mucho, y, creo que el Rector de entonces, P. Cándido Ániz, se la trasladó a los dirigentes de Universidades de Madrid, y el curso 1967-68, ya tuvimos alumnos de los cursos 5º, 6º y Preu de letras. Yo di Griego a los de Preu. Eran 17 alumnos.
Llegué el primer día a clase y, después del saludo, dije a un alumno apelidado García Barcia: Lee un poquito. El me miró y con lagrimas en los ojos me dijo: "Padre, no sé leer". Me conmovieron sus lágrimas y le dije que no se preocupara. Al terminar la clase hablé con este alumno y me contó que había estudiado en Alcalá, 5º y 6º de Ciencias y que en ese 1967-68 SÓLO le habían dado beca para cursar el Preu de Letras, en la Universidad Laboral de Córdoba. Yo lo miré profundamente a los ojos y con gran cariño, le dije: "¿Tú quieres aprobar griego? Y con gran disponibilidad me dijo: "Yo quiero aprobar griego, para eso he venido".
Quiero advertir que los Bachilleres de 5º, 6º y Preu de ese curso, el examen final dependía del Instituto Séneca. de Córdoba. Es decir, que estos alumnos de letras, eran alumnos libres del citado Instituto, aunque tuvieran notas en la Universidad. Nuestro querido y admirado alumno, García Barcia, aprobó muy bien el curso de Preu en Griego, y, también sacó muy bien la Selectividad. Sé que mis alumnos de Preu, tenían que emplear tres horas en la preparación de la clase de Griego. Pero aprendieron mucho, y tuvieron una base fuerte helénica.
Con esto, quiero demostrar que, los alumnos que tuve en la querida Universidad Laboral de Córdoba, eran muy buenos estudiantes. Sabían que, con esfuerzo, se podía conseguir todo lo que se propusieran. Eran tan maravillosos estudiantes que, al final de curso, mis notas, en las distintas aulas, eran 10, 8 y 6. Apredieron que ellos son los que se merecían esas notas. Por eso, se habló de "he sacado tal nota". Sabían que el Profesor sólo ponía la nota que, ellos, con su esfuerzo y gran voluntad, se habían merecido.
Todos los alumnos que tuve en 2º de BUP, conocían que, si tenían suspendido el Latín, yo en la Evaluación de septiembre - si habián cogido hacer 3º Ciencias - automáticamente les ponía un 5. Por eso, yo nunca corregía los exámenes de septiembre.
Diré finalmente, que amo mucho a todos los alumnos que tuve, y que celebro que hayan llegado a ser "ALGUIEN", muy estimados por su buen hacer, sus grandes conocimientos y por si digna vida laboral. Felecidades a todos.
Richard, pobre Profesor.